jueves, 6 de junio de 2013

Un ejercicio de promoción de la lectura

A finales del 2012 en el marco de un curso de promoción de la lectura, realicé un ejercicio que ideamos un equipo de docentes entusiasmados para promover la lectura; escribí como se llevó a cabo y los resultados del mismo, sin embargo no me había dado a la tarea, hasta hoy, de publicar algo que no deja de hacerme sentir que cuando las cosas se hacen con entusiasmo, compromiso y amor los resultados pueden maravillarnos.

Cabe hacer mención que un par de días antes de realizar el ejercicio, pregunté a los alumnos quienes eran lectores habituales: tres alzaron la mano, los demás se disculpaban con un -"es que no tengo tiempo", pasando por el típico -"es muy aburrido, nunca me ha gustado" hasta -"como en mi casa nunca me acostumbraron, pues no leo". Los alumnos eran de segundo semestre del tronco común de Pedagogía.

La dinámica tuvo como objetivo acercar a los jóvenes al disfrute de la lectura con todos los sentidos, para lo cuál se entregó un libro a cada alumno (todos diferentes, no solo en los temas, sino tamaño, grueso, tipo de papel, etc.). También se les dio un pequeño chocolate (todos de distintos sabores, colores de envoltura, formas) La idea original era hacerlo con vino, pero dado que el ejercicio fue en la universidad en el turno matutino no se pudo llevar a cabo de esa forma.

Una vez que los veintiocho alumnos tuvieron el libro y el chocolate se les pidió que vieran el chocolate, la etiqueta, los colores, leyeran el contenido y después hacer lo mismo con el libro. Algunos alumnos lo vieron con indiferencia otros comenzaron a comentar con el compañero de al lado las diferencias entre sus libros, los temas, el autor, algunos se detuvieron a leer algunos párrafos.

Siguiente paso: oler el chocolate y oler el libro; muchos comentarios desde huele "rico" (el libro) hasta "nunca me había dado cuenta que los libros olían".

Tocar el chocolate (todavía cerrado) y tocar el libro, sentir la textura. De nuevo los comentarios, "éste esta suavecito" "éste áspero", etc.

Después les pedí que cerraran los ojos y y escucharan con atención mientras saboreaban el chocolate, despacio, disfrutándolo y comencé a leerles el primer capítulo de Instrucciones para Cruzar la Frontera de Luis Humberto Crosthwaite.

Al principio algunos entreabrían los ojos para asegurarse que los demás los tenían cerrados, otros se movían nerviosos en sus asientos al no estar acostumbrados a estar en un lugar en silencio y con los ojos cerrados; conforme fui avanzando en la lectura iba observando sus gestos, algunos sonreían, comenzaban a imaginar la escena, en algún momento uno soltó una carcajada seguida de un "perdón, pero es que esta divertido". Cuando dejé de leer, la mayoría sin abrir los ojos dijeron -"siga, no nos deje así", -¿así cómo?  -"picados", por favor un poco más. Leí unas cuantas hojas y pedí que me describieran sus sensaciones, emociones.

Todos querían preguntar/comentar algo; lo primero fue que repitiera el nombre del libro y varios de ellos tomaron nota, así como del autor. Preguntaron porque había escogido ese libro, les expliqué que fue porque de alguna manera "la línea" es un lugar conocido por casi todos y es fácil identificarse con la descripción que hace el autor, en lo cual coincidieron. Después vinieron más comentarios, algunos que rescato son:
-Nunca me habían leído en voz alta y eso fue divertido, no tenía que ir siguiendo las palabras, solo escuchaba e imaginaba.
-Fue diferente, no pensé que me fuera a gustar este ejercicio, no había pensado que un libro pudiera olerse y comerse, perdón profe, yo si mordí una hoja, pero no lo rompí.
-Al principio pensé que iba a ser aburrido, pero no fue así, me sentí raro con los ojos cerrados pero hasta me vi ahí.
-Yo siempre pensé que leer era muy aburrido, no tengo pasaporte y nunca he ido "al otro lado" pero sentí como si eso que leyó lo hubiera podido escribir yo y pensé que como no se me había ocurrido antes; mi mamá tiene un puesto de artesanías en la linea y yo le ayudo, así es que es algo que veo todos los días, ¿me lo presta?
-Nunca se me hubiera ocurrido que comer algo tan común y leer pudiera ser tan diferente cuando le pones más atención.

De sus reflexiones por escrito:
- La actividad me hizo ver el leer de una forma diferente.
-Fue muy interesante el hecho de conocer como poder apreciar de otra manera los libros.
-Nos hizo reflexionar acerca de lo que hace en nosotros la lectura y los libros, no son solo transmisores de conocimiento o de historias sino que además ejercitan nuestra imaginación y otros sentidos.
-Me gustó porque escuchas a tus compañeros y sus experiencias y vas encontrando una forma o pensando en que te gustaría que te pasara lo mismo cuando estas leyendo.
-Fue algo muy diferente y que nos enseña que aún nos falta mucho por aprender y que la lectura es algo que debe ser una acción cotidiana.

Promover la lectura puede no ser tan complicado, se requiere como en todo, gusto por leer, creatividad, ganas de aventurarse y compromiso.  Lo hago desde que recuerdo por que siempre me ha gustado leer, y tú, ¿cuándo empiezas?










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