15 años en la docencia, apenas saco la cuenta y no puedo creer que haya pasado tanto tiempo. Sin duda quince años de aprendizaje, de mejorar mis prácticas autodidactas, de cursos continuos, de compartir experiencias, de estrés, de analizar, investigar, reflexionar sobre temas educativos, sobre los temas que imparto y sobre mi propia práctica docente.
Destino mucho tiempo a revisar trabajos, dar retroalimentación y apoyar a los alumnos, claro, a los que se acercan y les interesa, trabajo que no se ve, no se paga y en raras ocasiones se valora, pero que me gusta mucho.
Hay cosas que todavía no aprendo, como eso de decir las cosas "bonito", algunos alumnos han reclamado que les hablo "feo", ¿porqué lo dices? le pregunté a un alumno que se quejó, no supe si reír o llorar con la respuesta: -"porque dijo que mi trabajo estaba mal" (que alguien me explique como se dice que esta mal "en bonito" porque ni siquiera mi alumno supo); incluso algunos colegas han dicho que decirle a un alumno que su trabajo esta mal es una "agresión" y se hiere su autoestima, hay que decirles "que no esta muy bien", hablar con eufemismos para que se quede contento, (para que me evalúe bien, esto no lo dicen pero lo dan a entender)... y pasarlos, porque si va mal o no, "no es mi problema".
15 años en diversos niveles desde secundaria hasta maestría; de encontrar a ex-alumnos ejerciendo su profesión, algunos casados con hijos y a otros como colegas. De conocer y compartir experiencias con otros docentes algunos de los cuáles son buenos amigos.
15 años de retos, de desvelos, de decepciones, de preocupaciones, de sorpresas y de profundas satisfacciones.
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